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El entorno natural de los Picos de Europa
Naturaleza
Los Picos de Europa forman parte de la Cordillera Cantábrica. Su división en tres macizos montañosos: Occidental, Central y Oriental, con sus valles asociados, genera un amplio rango altitudinal que propicia una gran diversidad de paisajes, desde grandes masas boscosas, pastizales de montaña o roquedos propios de las grandes moles calizas. Esta diversidad paisajística propicia a su vez una gran biodiversidad que incluye a las especies más características y a las más amenazadas de la Cordillera Cantábrica.
El Macizo Central es el más abrupto de los tres macizos y en él se encuentra TorreCerredo (2.648 m), la cumbre más alta de Picos, el Naranjo de Bulnes o Urriellu (2.519m) o el Pico Tesorero (2.570 m), pico en el que confluyen los límites de las tres provincias. El Macizo Occidental es el más extenso, y alberga la Peña Santa de Castilla (2.596 m) y Peña Santa de Enol (2.486 m), así como los Lagos de Covadonga. El Macizo Oriental, de menor extensión y altitud, ofrece junto a unas cumbres más amables, los restos de un patrimonio minero que asombran por su dureza en este medio.
Geología
La formación de los Picos de Europa está ligada a las grandes orogenias hercínica y alpina, ocurridas durante el Carbonífero y Terciario respectivamente, pero será durante el Carbonífero cuando se inicie la sedimentación de carbonatos sobre una plataforma marina, llegando a acumular hasta 1.000 metros de sedimentos calcáreos que hoy en día forman el grueso calcáreo de los Picos de Europa.
El modelado glaciar, desarrollado durante los últimos dos millones de años, será uno de los periodos que más influirán en el aspecto actual de los Picos. Cubetas glaciares (jous) que albergan lagos como los de Enol y Ercina, morrenas como la de la Llomba del Toro en Áliva, así como extensos desprendimientos rocosos (pedreros) muestran las huellas glaciares en cada rincón del Parque Nacional.
Otro factor erosivo en los macizos calcáreos es el proceso kárstico. La disolución de la roca caliza por el efecto continuado del agua provoca la erosión tanto de las rocas superficiales como del interior de las masas calcáreas. Estas montañas forman uno de los paisajes kársticos más destacados del planeta, especialmente valorados por espeleólogos nacionales e internacionales que cada temporada instalan sus campamentos para explorar las profundidades de los macizos.
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Flora
El Catálogo Florístico del Parque Nacional cita 1.750 taxones en su interior, lo que supone un 21% del total de la flora vascular española. Casi un 15% del total de los taxones son endémicos, siendo los endemismos estrictamente picoeuropeanos tan sólo 8, pero no así el número de endemismos cantábricos (86) y pirenaico-cantábricos (73). Son especialmente destacables las amplias masas boscosas de haya, roble y bosque mixto cantábrico, así como las praderías de las que el hombre se ha servido durante generaciones para alimentar a su ganado.
Fauna
La gran diversidad de hábitats que ofrece el Parque Nacional se traduce en una fauna muy variada, en la que encontramos especies de todos los niveles de la cadena trófica. Oso, lobo, rebeco, urogallo, buitre, águila real, y recientemente el quebrantahuesos, objeto de un proyecto de reintroducción en el espacio protegido, constituyen un buen ejemplo de la diversidad faunística presente.
Pequeños carnívoros, multitud de aves forestales, murciélagos, peces y así como una variada fauna de anfibios y reptiles, entre los que destacan algunos endemismos ibéricos, hacen que el Parque Nacional contenga una riqueza faunística de gran importancia biológica.
Horarios de apertura: 9:00 – 18:00
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