Historia del Parque Nacional Picos de Europa

Para conocer el origen del Parque Nacional de los Picos de Europa es obligado hablar de Pedro Pidal, la gran figura del conservacionismo de la naturaleza española del siglo XX. Este asturiano afincado en Madrid fue diputado y senador en las Cortes, y ya en 1905 creará con el apoyo del rey Alfonso XIII los Cotos Reales de Gredos y Picos de Europa, propuesta destinada a poner a salvo la cabra hispánica, y el rebeco, especies con una población muy mermada por la caza. Tres años después, en 1908, defenderá el respeto de los periodos de reproducción de las especies cinegéticas para preservarlas. Tras visitar Yellowstone (primer Parque Nacional mundial), Yosemite, Nueva York y Canadá, para conocer la experiencia de los Parques nacionales estadounidenses, su batalla conservacionista alcanzará su máximo objetivo en 1916 con la aprobación de la 1ª Ley de Parques Nacionales. Dos años después, el 22 de julio de 1918 se creará el primer Parque Nacional español, el de la Montaña de Covadonga, que protegerá sólo al Macizo Occidental de los Picos de Europa, o del Cornión.

Habrá que esperar a 1995 para ampliar el Parque Nacional, extendiendo la figura de protección al conjunto de los tres Macizos de los Picos de Europa, así como a la cabecera de la Cuencas de los ríos Sella, Cares y Deva. Será entonces cuando tome su nombre actual, Parque Nacional de los Picos de Europa. Tras la última ampliación en el 2015, se ha conformado un Parque Nacional de 67.455 ha. de superficie, lo cual le lleva a ser el segundo en extensión, tras el de Sierra Nevada (86.208 ha.), de los quince que actualmente componen la Red de Parques Nacionales de España.

El Parque Nacional se extiende sobre el territorio de tres Comunidades Autónomas (Principado de Asturias, Cantabria y Castilla y León) y de once Términos Municipales, tres de ellos (Oseja de Sajambre, Posada de Valdeón y Tresviso) íntegramente situados dentro del Parque Nacional, lo que condiciona la especial gestión de este espacio protegido. Es éste prácticamente el único Parque Nacional español que presenta poblamiento interior, por lo que es un espacio humanizado, que ha de continuar manteniendo las actividades tradicionales que han venido desarrollándose desde antaño.